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lunes, diciembre 14, 2015

Lo que guarde la noche



Roger liberando a Angélica.
J. Auguste Dominique Ingres 1819
 

A Óscar Distéfano, que dio vida nueva a este poema

Dispones de un préstamo de horas
para que un cuerpo externo te defina,
se adueñe de tu mano y te conduzca
al límite de ti,
al borde de la piel, para que saltes.

Digamos seiscientas treinta mil
doscientas quince horas, por ejemplo;
un crédito de vida innegociable
penado a consumirse en la trastienda
del mecánico amor que perpetramos
— la inercia que nos une y nos divide.

Es claro que no quieres ser mi perla
y dudas cuando puedes ser mi espina;
si no puedo ser yo quien te defina,
ve
y serás lo que de ti guarde la noche.



https://drive.google.com/file/d/0B5x512be6ynIaWN4NGFhRFBRTjQ/view?usp=sharing
 
 


2 comentarios:

Julio dijo...


Impresionante, amigo Pablo. Tu poesía crece y crece y posee los ambientes, el aire que se respira, todo. La pulcritud técnica dice mucho a favor de tu arte. La poesía no te controla a ti, eres tú del dueño de la poesía.
Con un abrazo.
Salud.

Pablo Ibáñez dijo...

Gracias Julio,

Siempre tan generoso con mis asuntos. Un honor tenerte aquí tan a menudo.

Un fuerte abrazo.

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