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jueves, julio 16, 2009

El último Neardental vivió en Gibraltar


Me husmearon al llegar, blandían cuernos,
bracearon su alarido en torno mío;
sus ojos contenían el vacío
hambriento de las bestias en invierno.

Sacaron nuestros huesos de la cueva
y hozaron el frescor de nuestra fuente;
dudaban entre especie inteligente
o asesinos del alma en la era nueva.

Escaso en interés e inofensivo
me dejaron marchar con vida entera
-por suerte era verano en la pradera

y daba sombra y fruta un viejo olivo.
Un día inesperado cayó el hielo
abriendo una útil grieta sobre el suelo.

martes, julio 14, 2009

Letra de tu mano



El día que te mueres hijos lloran.
Amigos se susurran al oído
tus virtudes, recuerdos donde moran
aun calientes tu genio y tu latido.

Y cien años después quedan las malvas.
Otras voces completamente ajenas,
otros revoloteos y otras salvas
resuenan no por ti ni por tus penas.

Tal vez en un rincón de un sotabanco
descanse alguna letra de tu mano,
alguna austera rima o verso blanco

que algún curioso y bello ser humano
declame alguna tarde emocionado
cobrando así sentido al fin tu arcano.

La bata rosa


¿Cómo quieres jugar a bata rosa
si vienes de salitre rebozada?
si en pliegues petrifica tu empapada
cintura la cadera poderosa...

¿Cómo quieres que te ate curïosa
si no dejo de oir tu carcajada?
si hueles a trainera en madrugada
y aire fresco y la vida te rebosa...

Espera que termine de arreglarte
que aun te queda tarde que gastar
que no se escapa el mar...

que hay luz en cantidad para mirarte.
Mas cuida no rasgar la bata rosa,
no vayas a ofender a Venus diosa...

domingo, julio 12, 2009

No son horas


En sordo amanecer tras noche breve
plomizo despertar de los andenes;
la calma se hace angosta y muere leve
la luz entre las sombras de los trenes.

Ya pronto vibrará un rumor de abrazos:
palabras se despiden o reencuentran,
afanes por atarse en firmes lazos
queriendo que les amen o les mientan.

No estás. Tu vida brilla por su ausencia.
Tus hombros y tus ojos no han venido,
tus manos, tu cintura y su cadencia
expresan con su ausencia su sentido.

Al fondo del andén un niño llora
y yo quiero llorar, y no son horas.

sábado, julio 04, 2009

Antonio Vega Tallés


deja que pasemos
sin miedo


La mueca de su rostro macilento
en cálido susurro hace de guía
del master de pasión y economía.
Un tibio alucinar se hincha a su aliento.

Su escuálida muñeca abre un talento
perfumado en temblor y travesías;
la prima y el bordón abren las vías:
caricias de emoción al pensamiento.

Un grave discurrir, una quimera
de términos contrarios que se abrazan
ensambla su poesía en tal manera
que sol y oceanidad se despedazan.

Toro del intimismo, ahora ha volado
al serio giganterio que ha creado.

Roló el viento a poniente


Soplaba un fuerte viento de levante
en el mar, en el puerto, en la ciudad,
vibrando una africana sequedad
eternal de la tarde cada instante.

Absorta acariciabas lo distante
-un ferry que espumaba inmensidad,
el cabo atesorando claridad-;
frunciste el hociquito, vacilante...

Y hablaste con tu cálido seseo.
Dijiste la verdad tranquilamente.
Tu cara y la palabra se vaciaron.

Roló el viento a poniente en el paseo,
la playa se hizo calma tristemente
y todas las gaviotas se callaron.

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