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martes, diciembre 29, 2020

Fuga de lebreles (con Felipe Fuentes García)

 

Escuchad cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.

Pablo Neruda


I

Felipe Fuentes García


Nunca el viento cegaba mi pupila
más allá de un fragoso remolino, 
turbio desecho, acaso, de corolas.

Hoy, golpeando sin piedad, me enfila
—a la grupa de otoño, en mi camino—
el aire en niebla hostil de rompeolas.

Siento un hosco latido que murmura
la desnudez de lo que habita al raso,
el solar transitivo del fracaso
que sueño y vida en su morir conjura.

Los lebreles que soplan se desatan
aullando a las afueras, pero ahora
oigo sus alaridos a deshora
y acucian su clamor y se arrebatan.




II

Pablo Ibáñez


Recuerdo el centro oscuro, su pupila,
el helado fragor del remolino,
la confusión de ovarios y corolas.

Recuerdo el huracán, la retahíla
de piedras revolando en el camino.
El dilema entre calma y rompeolas.

Hoy silva libertad cuando murmura
otro viento, que va llevando al raso
las dudas limitantes del fracaso,
mientras revive el alma y se conjura

con lebreles en fuga que desatan
sus ansias en el alba: es la hora
de mi ascenso a esa luz, la que atesora
las vidas que mis muertes arrebatan.

lunes, diciembre 21, 2020

Máscara y mandorla


Paseo de los tilos en Segovia







He aquí la verdad: hacer las máscaras
Jaime Sabines






De manera oblicua nace el verso. Nada
parece convocarlo en esta esquina de la tarde. Sólo
un airear de mirlos acaricia la cruz del campanario
bañado en sol menguante, entre la calma.
En el horizonte final sueña la sierra.


Yo creo que es una ráfaga sistólica que atiende, aleatoria,
la presencia de algún hilo de belleza, y humedece
con sangre una cámara mustia del cerebro. Un mecanismo
de ley de conservación prueba caminos:
Te falta paz, tesoro…
Vivirías mejor en la luz cálida que vemos…
Activando la cámara de fábulas…
Tal vez su dulce producto de palabras te convenza…


¿Y qué pueden registrar las palabras seductoras?
Joder, ¿que no tenía monedas sueltas para el parking?
No. Las mandorlas vacías no hacen templo. Mejor la máscara:
un álamo vertical escoltaba mi descenso,
las luces urbanas intimaban sobre el barrio recogido,
una pareja madura consumía silenciosa su paseo.


Y era tan verdad aquella máscara creada
como el mundo, la mandorla.

viernes, diciembre 04, 2020

Mi vergüenza

Suzanne Vega, Luka. 1987






La vergüenza es un sentimiento revolucionario
Karl Marx

Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver
Antonio Gamoneda



Yo era joven, había guerra lejos.
El Gobierno envió tropas, soldados jóvenes y pálidos
con menos privilegios que los míos.
Y había una muchacha muy guapa y progresista
que no se impresionaba fácilmente.


Había calimocho y marihuana,
había una gran marcha de protesta:
todos juntos en el sueño de inocencia fácil de las masas.
Y había un policía joven y nervioso
con menos privilegios que los nuestros
—universidad, comida y cama gratis, bromas gratis,
Levi´s rotos, vinilos y poemas
rebosantes de rabia de juguete—.


Y alguien muy valiente lanzó desde la masa
un adoquín al casco de aquel joven policía.
Volvió, a punto de caer, su rostro confundido, reflejaba
el miedo a la injusticia, al colectivo en poder del privilegio.
Y yo también entonces coreé, junto con otros:
¡ETA mátalo!


Mi vergüenza.
Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra,
no podría volver
y callar.





jueves, diciembre 03, 2020

Otoño (con Felipe Fuentes García)

 

Tenaz demolición




I

Felipe Fuentes García

Tenaz demolición. ¿De dónde aflora,
de qué noviembre acaso, este lamento
de luz agazapada, desaliento
equinoccial que en vilo la devora?

Late el rumor, y mi bajel se escora.
En jirones las velas con el viento,
¿sobre qué boreal deshacimiento
ciñe a mi rumbo el devenir ahora?

Urde mi pecho hilados de la bruma
a sorbos de vellón. Y estremecido
seno abrasado de afiladas calmas,

espera aún en esquivez de espuma
que no lo limpien con su alud de olvido
hoy los plumeros arduos de las palmas.


II

Pablo Ibáñez

Hojas sobre mi vida, tarde aflora
un brote juvenil. En mi lamento
batallan primavera y desaliento
por luz de mí, y el tiempo la devora.

Al pairo va la nave: cruje, escora,
y un rumor de naufragios en el viento
anuncia depresión, deshacimiento…
¿Cuánto otoño? ¿Qué yo para este ahora?

Eones de llovizna, helor y bruma,
pudren mi devenir estremecido,
hastiado de tormentas y de calmas.

Pero ten por seguro que habrá espuma
con nueva ola de vida, mar de olvido:
yo veré luz de estío entre las palmas.


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