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domingo, mayo 24, 2020

Ababol (con Felipe Fuentes García)



I

Ascendimos la senda que culmina
en los airosos campos de amapola;
éramos tú y yo, más la aureola
templada de la tarde alejandrina.

Cosechaste una flor, y en la ambarina
luz bailaron tu risa y su corola:
su tinto corazón, que tornasola
la lumbre de una rosa sin espina.

Mordiste el tallo humilde, yo tu boca,
como alberga un adicto adormidera,
como sueña la brisa entre las ramas…

¡Amor de juventud, locura loca!
¡Amapola fugaz de primavera!
¿Por qué duran rescoldos de tus llamas?


II

Sangran los campos en sazón. Culmina
la abierta desnudez de la amapola
un hilo de humildad con aureola
de sutil filigrana alejandrina.

Tanteo su rubor. El aire afina
en oros de soslayo la corola
y un vitral de carmín se tornasola
en intensa punzada sin espina.

Mi corazón vivificado evoca
bajo el árbol sumido en la vidriera
ternuras de simientes de otras ramas.

Y alza el vuelo con ella, que se aloca,
al sonrojo frutal de primavera,
como una abeja encadenada en llamas.



NOTA: soneto I por  Pablo Ibáñez, soneto II por Felipe Fuentes García.

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