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jueves, febrero 04, 2021

Después de tanto todo para nada (con Felipe Fuentes)

 



I Felipe Fuentes García
 

Entrégate al albor derramado en tu sombra
como quien, en ofrenda, se abraza a la espesura
para arder en el ápice de su pavesa pura;
como quien de su noche una luz desescombra.
 
Abandónate al cénit donde el alma se asombra
de desnudar el cuerpo de su palabra oscura:
la voz que se sublima ardiendo en la angostura
donde calla el olvido y la esperanza nombra.
 
Para que cuando un dios te libere de dueños
y esquirlas del sendero por donde el hombre anduvo,
adviertas el engaño de alojarte en los sueños.
 
Y si el páramo insiste en fingir alboradas,
valores realmente lo que al fin te sostuvo:
unos dóndes y cuándos, unos qués y unas nadas.
 
 
 

II Pablo Ibáñez
 

Tu vértigo en la luz, tu querencia a la sombra
son trazas de animal alerto en la espesura;
sediento de una vida, anclado a infancia pura
como arrasa una gota, o el aire desescombra.
 
Ya el día se desnuda, la claridad asombra,
y tú lamentas yerto un dios de noche oscura;
no hay calma ni razón que filtre la angostura
rocosa de tu alma. ¿Qué puede? ¿Quién la nombra?
 
Después de tanto orgullo, de tanto huir de dueños,
de dar fuego a las sendas donde el amor anduvo,
tanto teñir de odio el brillo de los sueños,
 
todo amanece negro, tiniebla de alboradas:
tu altiva ancianidad, la fe que te sostuvo,
los dones malgastados, los años hechos nadas.

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