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miércoles, marzo 09, 2016

El amor que llevas dentro

Roger Sánchez. Another chance



Si pudieras calmar entre tus manos
el amor universal que llevas dentro
-tocar su impunidad, hacerlo cuerpo,
parar un autobús con su perímetro de años…

Amor que profesas a las calles animadas
y su gente. Si pudieras volcarlos todos dentro
del cráter de ansiedad que te perfora,
derretir su miedo en tu talento
especial,
regalarles un pedazo de tu vida de heroína,
sin bodas ni tacones, sin prisa que envejezca…

Amor que se ensimisma en un sujeto
pasivo. Si pudieras fundir su corazón monotarea
con el fuego de proyectos que le arrojas
sitiándole en la paz del ascensor
ametrallada de ilusión
-pero él frunce su pasmo, rumia hechos…

Si pudieras doblar tus emociones, cegarlas para luego,
tasar las cucharillas de amor que corresponden
en un remedio amargo  
y no endulzar paredes,
serías diferente:
un absurdo robot de protocolo
en un baño de aceite.


martes, marzo 01, 2016

La lógica del premio






Por último dijo el Dodo: “Todo el mundo ha ganado, y todos deben recibir premio”
Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas.



En momentos de calma, sin afanes
que brocen el cauce de tu juicio, después
de la congregación alrededor del rito jerárquico del mundo,
en lecho dado a sombra, silencioso, en tibia soledad propicia
al ensayo furtivo del amor —su lasitud— y a los recuerdos,
asciende hacia tu rostro una antigua vergüenza amoratada,
un residuo calcinado de tu infancia.

No rindas a ella lo que fuiste, lo que eres, mas
dite que no pudiste ser humano de otra forma
sino aquella en la que el tiempo y el espacio se inhibían
en percepciones de tangencias insaciables: 
la tiza diminuta, la pizarra, el patio atardecido en la ventana,
el aura febril amarillento, cosido a la cabeza escrutadora del maestro,
clavada en una oscilación lejanísima de risas de colegio.

No digas hubiera hecho mejor
el tahúr de monasterio que tomaría luego el mando, años después,
cuando ya la sedición del crecimiento había desplegado su artificio
adaptativo, cuando el mazo ya estaba barajado y el reparto
esperaba tan solo el movimiento neutro de una mano.

No rindas, no digas, porque ahora 
tú sabes la verdad; sabes que nada
escapa de la lógica del premio:
si fuera para todos, mi amigo, no sería.

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