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sábado, octubre 13, 2007

La hierba se acaba




Anoche soñé con mi abuelo
haciendo en la tarde la siesta
chaqueta de espiga y boina
meciendo la mecedora.

Mis pasos le despertaron
a una quietud aterida
los ojos rellenos de claros
las manos azules de grietas.

Abrió una tierna sonrisa
y socarronas palabras
sobre el crujir de los huesos
cuando la hierba se acaba.

Hirvió café con migallas
y me invitó a merendar
mirando por la ventana
pasar la gente a la braña.

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