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domingo, noviembre 16, 2008

Sid


Con pocos años, lívido de sueños,
hambriento de sabor de amor muy puro,
las calles recogían los pequeños
pedazos de su pose de hombre duro.

Con negros aguijones en la frente
y un visible secreto que escondía,
orlaba su expresión febril y ausente
en alas de heroína y rebeldía.

Dieciocho descensos sin sentido
deseando un coma irreversible.
Diecinueve alboradas aterido
huyendo de adultez inconcebible.

Sumando de tropiezos se hizo icono,
restando de la muerte, de su encono.

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