Nordés: la playa consiente y rememora.
Basta un jirón de nube blanca en la distancia,
basta el mullir de arena fría bajo lámina salada
y el trizar sordo y cremoso de las olas
para darte vida nueva, clave y patria.
No es sólo nuestro nombre para el viento, es
también un nombre nuestro para el alma.
Nordés: el sol como la seda en las banderas.
Basta que conectes tus entrañas al salitre de la barca,
basta entregar tu cuerpo antiguo al verde atlántico del agua
y al rumor de roca fresca de la brisa
para darte infancia nueva, luz y madre.
No es sólo un nombre nuestro para el viento, es
también nuestro nombre para el alma.
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