Sigue dando días |
Mi cuerpo me ama y me protege
auto-agrediéndose
en los círculos carmesíes de la inflamación;
me ama en las falanges de sarmiento retorcido,
en las uñas como lápidas verduzcas del otoño, me protege.
Sombra sólida de una luz no divisible,
la avara carne abre letargos en sus límites,
alertándome de idiomas que no entiende.
Mi cuerpo se desborda de mí para avisarme.
Ah, pero permanecen grises las razones;
los agentes externos subestiman, desconocen
la párvula bestia, sus acúmulos de grasa de memoria,
la privada entereza de sus ráfagas rectoras,
su piel callando hormigas,
sus cartílagos bruñidos de paciencia
que aman, todos ellos, sin medida,
la ley de conservación del recipiente.
Sigue dando días, cuerpo mío.
Sigue amándome, autoinmune,
con tu amor contradictorio y coherente.
2 comentarios:
No lo dudes, amigo mío; tu cuerpo te quiere y la vida que empuja por todos sus poros nos dará muchos y tan buenos poemas como éste. Un abrazo.
Salud.
Gracias Julio, querido amigo.
Siempre un honor y un placer que vengas a dejarme aquí tus generosas palabras.
Un abrazo.
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