Sade. Love Deluxe, 1992 |
Viene a visitarme algunas noches
un niño de silencio, lento y serio, ataviado
de formas primitivas: labio, lemas
inscritos en un coágulo de sueño.
Su atmósfera desciende sobre mí como fermento,
oblicuamente, como talud abisal o perfusiones
que alumbran letras crípticas:
la nave seguirá, la estrella brilla— así, como Bob Dylan
presentaba su portfolio de consignas.
Viento que remueve mar, blando murmullo— al niño noche
le gusta confluir hacia los límites. No soy yo.
No es mi hijo, ni mi padre. Pero muestra
harina quieta y blanca entre sus manos blancas,
escarcha laminar entre sus párpados de avena
y una leve sonrisa de hospital, antes de irse.
Viene a visitarme algunas noches
un niño de metal —vendrá otra luz,
verás la extensa playa.
2 comentarios:
Enorme, amigo Pablo. Los niños de la noche nos miran con ojos de asombro. Un abrazo.
Salud.
Julio, amigo. Qué alegría verte por aquí. Gracias por el comentario.
Un abrazo.
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