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viernes, octubre 03, 2008

Despertar Otoñal de un Extraño Animal


La vida es sueño. Vive aquel que sueña.
Soñé yo entera aquella primavera.
La encina junto al río era frontera
de un cielo incorruptible y tú mi dueña.

Soñé flotar liviana cabellera
en brisa de la margen ribereña.
Soñé besar tu carne marfileña
y el río detenía su carrera.

Dormí cerca del mar todo el verano
rodeado de moscas y de hastío;
el viento de levante daba a engaño.

Desperté triste y gris como el varano,
entre hojas, sin un mar y sin un río;
sin tí... Lloré por mí y me sentí extraño.

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