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miércoles, octubre 22, 2008
A veces vienen tardes.
A veces vienen tardes sin sentido;
inundan el cristal de la ventana
y muestran una impúdica galvana
o un dèjá vu de muerte desvaído.
Me como yo esas tardes, distraído;
las muerdo y paladeo con desgana
su regüeldo de herrumbre o su africana
desidia de reptil adormecido.
O tal vez es la tarde quien devora
la vida, los minutos, las neuronas,
la madre que parió la lavadora.
A veces vienen tardes comilonas;
meriendan esperanza soñadora
y dejan el mantel con lamparonas.
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