trazó en las baldosas de lluvia un mapa imaginario;
y mendigó humanidad al transeúnte,
consideración para su amarga teoría de la Historia.
montañas, ríos, valles, ciudades permeables, rey distante…
Así los carcinomas que siempre padecimos:
orgullo, envidia, odio, soledad, cierta mentira— palabras como muertes
que halaba con ojos muy abiertos, muy cercanos. Era un loco.
—tacto de ropa interior caliente y limpio—,
secretamente alegres, satisfechos
de ver abismo ajeno desplegarse antes del té.
debajo del arco de mármol del ensanche,
seguía emborronando la lluvia con locura
perfectamente cuerda, razonada, consistente.
quedaron con nosotros como muertes.
Y nadie dijo nada.
2 comentarios:
Impresionante. Ésta es la poesía social que eme gusta, alejada de la soflama y la consigna política, eficaz, certera y doloridamente actual. Felicitaciones y mi abrazo, Pablo.
Salud.
Querido Julio. Un honor verte por aquí amigo. Muchas gracias por tu amable comentario.
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