¿Qué me salva? |
A veces aún viene a enajenarte
la ambición de placer del heliogábalo, el recuerdo
abrasado –eras su único guardián–
del cráter fabuloso en rencor y anomalía.
Ahora ya sabes abrir para templarlo.
Es
la intensa claridad de ser muy otro,
la irónica distancia a los cañones,
un bálsamo de años como olas
lo que salva.
Pero tú –erizado bulbo de memoria, frágil
sueño, barro ingrato– deberás digerir lo que te salva
y tragar la grasienta condena que lo abraza.
2 comentarios:
Poesía esencial. Todo un acierto y un placer encontrar tus versos tan actuales, tan vivos, en estas páginas virtuales. Enhorabuena, amigo Pablo.
Salud.
Julio G. Alonso
Julio.
Gracias amigo por pasarte por mi blog. Tus comentarios son un honor para mí.
Un fuerte abrazo
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