Margot Robbie, como Sharon Tate. Érase una vez en Hollywood |
En aquella terraza anochecida sobre el lago
contemplamos los restos de la fiesta. Oíamos de lejos
rumores de verano, risas breves,
tacones alejarse entre calima,
la música en sordina de la feria.
contemplamos los restos de la fiesta. Oíamos de lejos
rumores de verano, risas breves,
tacones alejarse entre calima,
la música en sordina de la feria.
Neones de la orilla sur brillaban sobre el agua
titilando el vértigo escotado de tu espalda.
Dos lágrimas de alcohol
recorrieron con prudencia tus mejillas.
Confiaste tu cansancio esbelto a la baranda.
Si pudiera no pensarlo… —susurraste—
Tan sólo no pensar, vivir tranquila…
Las copas de champán callaban sucias,
merengue desleído, caviar seco,
una bosta de vómito agrio entre los juncos.
Es igual… —apuraste tu gin-tonic a suspiros.
Tres chicos desnudos poblaron el balneario,
blancos de piel de luna, vibrantes de vida y juego,
se zambulleron en la película de luz
reverberando un mínimo oleaje en noche quieta.
Los hombres lo pasáis mejor… — sonreíste al fin: eras
la más guapa de la fiesta.
2 comentarios:
¡Cómo se disfruta tu poesía, amigo Pablo! Echaba de menos versos como estos y un recitado impecable. Enhorabuena y abrazo. Salud.
Gracias Julio, querido amigo. Un honor y satisfacción que vengas a comentar mis cosas. Te mando un abrazo.
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