Duérmete ya, las horas de la noche
avanzan largas en su atmósfera de establo. Tú no puedes
cambiar solo la mecánica del mundo, el insaciable
afán por el desierto de la vida. Ni lo sueñes.
avanzan largas en su atmósfera de establo. Tú no puedes
cambiar solo la mecánica del mundo, el insaciable
afán por el desierto de la vida. Ni lo sueñes.
Ahora duerme dócil y descansa, deja
de escrutar ojos vacíos en las sombras. Tú
has frotado ya tu lámpara, has segado los campos de lavanda,
has unido heridas varias con púas ácidas de fuego,
derramado calor y dignidad sobre tus hijos, has
honrado los códigos del hombre. Ya descansa.
de escrutar ojos vacíos en las sombras. Tú
has frotado ya tu lámpara, has segado los campos de lavanda,
has unido heridas varias con púas ácidas de fuego,
derramado calor y dignidad sobre tus hijos, has
honrado los códigos del hombre. Ya descansa.
Y sí, recuerda los días de oasis y de fiesta,
las noches distintas —azules de dátiles y estrellas—,
cuando brillaban las bailarinas en las jaimas
y decidías tu ruta libremente, fiándote del mapa.
las noches distintas —azules de dátiles y estrellas—,
cuando brillaban las bailarinas en las jaimas
y decidías tu ruta libremente, fiándote del mapa.
Pero ahora duerme solo, ya mañana
volverán las caravanas de la seda con el agua.
volverán las caravanas de la seda con el agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario