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domingo, septiembre 20, 2015
Marrakech revisitado
Salías a la noche abiertamente,
al ver de las barandas, al cremoso
umbral de las columnas de poniente,
a cuerpos de ultramar, hachís leñoso.
Novicia del placer, tu carne quieta
dolía de ofrecer vaciamiento,
lampaba el corazón de sed secreta:
ser llena hasta las puertas del aliento.
Tu hogar en tierra extraña un basto lecho.
El ticket a tu alma un duro pecho.
El fuel de tu aventura la grandeza
de llegar al final, a un indudable
olvido de ti misma en tu proeza:
mesar la permanente a lo mudable.
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