
De lo bello deseamos permanencia
mas no de rosa extraña que, aunque bella,
violenta el molde recto de la esencia
que el canon de la norma fija y sella.
Tranquilo dormirá el contribuyente
que acepte dócilmente el social juego
(si acaso alguna lágrima silente
al tirar su rareza a un triste fuego),
pero aquel que ya echada la baraja
apuesta a ser distinto a sus iguales
el ágora le cose la mortaja.
No sería la muerte mal de males
si su horror acarreara la ventaja
de encontrar un lugar entre normales.