Madonna like a prayer, 1989 |
Pedías otra vida, enarcando tus cejas de cobalto,
roturando tus párpados lentos en aguante, resoplando
tu frente nervada de disgusto, acorazada,
con un sabor de odios herrumbrosos en la boca,
metiendo a Dios.
Otra vida distinta, más sencilla, dorada por la calma —una bahía
mecida en la espesura de la pesca, una cabaña
crujiendo en el ocaso, con una hamaca blanca…—;
quietas noches deambuladas entre días abarcables,
largos años de suave vivir hombre, coronados
por una suave muerte inesperada.
Eras ciego:
delante de tu ahora tenías otra vida
intacta y elegible y abierta
a todas las bahías.